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Instituto Federal de Telecomunicaciones


CONECTIVIDAD SIGNIFICATIVA

| Fernando Rojas Mejía

El contar con una adecuada conectividad a servicios digitales y a internet banda ancha habilita y facilita el ejercicio de derechos fundamentales como la salud, la educación y el trabajo. Sin embargo, en la región existen todavía varios segmentos de la población que se encuentran excluidos de esta conectividad lo que ocasiona que se amplíen brechas estructurales preexistentes. Uno de los principales determinantes para acceder a estos servicios está referido a la relación entre las tarifas y los niveles de ingresos de la población y, por lo tanto, se requiere generar herramientas y acciones que permitan a esos segmentos acceder a los servicios digitales, siendo una de estas herramientas la Canasta Básica Digital compuesta por un plan de banda ancha fija y/o banda ancha móvil, además de uno o más dispositivos de acceso.

 

La posibilidad de contar con una adecuada conectividad digital se ha constituido en un factor crítico y esencial para el funcionamiento de la economía y la sociedad, siendo fundamental para la provisión de algunos servicios básicos y el ejercicio de derechos fundamentales como la educación, la salud y el trabajo.

Al respecto, se entenderá por conectividad significativa al acceso a banda ancha a velocidades que permitan el uso intensivo de datos en actividades simultáneas (clases en línea, teletrabajo, etc.), dispositivos de acceso adecuados para usos relevantes y habilidades digitales básicas.

Si bien se han experimentado importantes avances en materia de conectividad, en la región aún subsiste un importante porcentaje de hogares y personas que, dependiendo de su edad, ubicación geográfica y condición económica, tienen un acceso limitado o nulo a los servicios digitales.

De acuerdo al Observatorio de Desarrollo Digital de la CEPAL, mientras que, en 2017 en promedio en América Latina, el 79% de los hogares del quintil de mayores ingresos estaba conectado a Internet, este valor era de solo el 41% para los hogares del quintil de menores ingresos, lo que significaba una brecha de 38 puntos porcentuales. Este valor de la brecha se redujo a 34 puntos porcentuales en 2022, dado que el 85% de los hogares de mayores ingresos tenía acceso a Internet, pero solo el 51% de los hogares más pobres.

Sin embargo, a pesar de esta reducción, el bajo nivel de penetración particularmente en los segmentos de menores ingresos, limita fuertemente las posibilidades de un importante porcentaje de la población, para aprovechar los beneficios del teletrabajo, la teleducación o de los servicios de la salud a distancia, de emprendimiento por canales digitales, así como el acceso a otro tipo de bienes y servicios ofrecidos por las plataformas e instituciones públicas, ampliando aún más algunas brechas estructurales preexistentes.

Por otra parte, un 39,1% de las mujeres en los hogares del primer quintil de ingresos, en promedio, no poseen ingresos propios. Esto constituye sin duda una barrera para que muchas mujeres de la región puedan participar en la economía digital. Si esta situación se analiza a la luz de las posibilidades de ejercer el trabajo remunerado de forma remota, se concluye que las mujeres de menores ingresos enfrentan un doble obstáculo: la falta de autonomía económica y la brecha de acceso a Internet para el teletrabajo.

Cabe mencionar también que en todos los sectores se requieren en mayor medida habilidades vinculadas al uso de las tecnologías digitales. Ello abre para las mujeres, en principio, nuevas posibilidades de empleos que requieren mayores calificaciones e implican tareas menos rutinarias, que ofrecen cierta flexibilidad, como el trabajo a distancia, y que deberían estar asociados a mejores remuneraciones. Desde el punto de vista de la igualdad de género es imprescindible superar la segmentación en el mundo laboral y lograr que las nuevas posibilidades de la economía digital vayan acompañadas de la transformación de los roles de género para la efectiva autonomía económica de las mujeres.

En ese contexto, es importante señalar que a pesar de que existe una alta cobertura de banda ancha en la región, particularmente de banda ancha móvil, existe también una elevada brecha de demanda (entendida como la diferencia en la disponibilidad del servicio y la contratación efectiva de éste) explicada en gran medida por los bajos niveles de ingresos.

Por lo tanto, dado que en la era digital no hay bienestar social sin bienestar digital, la CEPAL propone la asignación de una Canasta Básica Digital (CBD) que permita a los segmentos vulnerables y a la población de menores ingresos, acceder a una conectividad significativa y así poder aprovechar los beneficios derivados del uso de las tecnologías digitales.

Dicha Canasta estaría compuesta por un plan de banda ancha fija y/o banda ancha móvil, además de uno o más dispositivos de acceso (teléfono inteligente, tableta y computador portátil). Al respecto, el contexto actual ha mostrado que el mejor desarrollo de actividades como la teleeducación o el teletrabajo requiere el uso de equipos terminales como computadores o tabletas ya que los teléfonos inteligentes pueden presentar limitaciones para el desarrollo de esas actividades y se debe considerar también que pueden ser varios los integrantes de un hogar que utilicen simultáneamente servicios digitales por lo que se requerirá más de un dispositivo.

Para la selección de los planes de banda ancha y los dispositivos de acceso se deben considerar, en el primer caso, las condiciones que se establecen respecto a las velocidades de conexión, topes de capacidad de datos, vigencia de los planes, etc.; y para el segundo caso las características técnicas de los dispositivos, procesador, memoria de almacenamiento, tamaño de pantalla, etc., para atender adecuadamente las necesidades de los segmentos objetivo del beneficio.

Una vez definidas esas características, se estiman los costos de ambos componentes (servicio y dispositivo) y se calcula el costo unitario mensual de la canasta que podrá ser financiada mediante subsidios a la demanda.

En cuanto al desarrollo y reforzamiento de las habilidades digitales básicas, que es el tercer componente de la conectividad efectiva, se hace necesario capacitar a los usuarios de los servicios digitales sobre cómo utilizar adecuadamente los terminales de acceso, sobre temas de salud, educación y emprendimiento, así como información para realizar trámites en línea, además de aspectos básicos vinculados con la seguridad y privacidad en el manejo de datos personales.

Al respecto, es importante mencionar que la CBD es una herramienta modular que tiene la flexibilidad de adaptarse a diferentes necesidades y objetivos de política ya que no todos los países tienen las mismas características en cuanto a brechas de conectividad. Por ejemplo, en el caso de países con muy alta cobertura y penetración de banda ancha móvil, la canasta se podría ajustar a solo otorgar banda ancha fija y los dispositivos de acceso correspondientes, con la consecuente reducción del costo de la canasta.

El costo de asignar la CBD dependerá de la población objetivo que se tenga, por ejemplo, si el objetivo es llegar a los hogares de menores ingresos que no tienen conexión, el costo dependerá del número de hogares sin conexión por el costo unitario de la canasta.

Al respecto, como referencia se estimó el costo unitario de la CBD integral para 5 países de la región:

CUADRO 1: COSTO UNITARIO Y COSTO RELATIVO EN RELACIÓN CON EL INGRESO DE LOS HOGARES DE LOS QUINTILES DE MENRORES INGRESOS

País

Costo CBD como % del ingreso promedio mensual de hogares del Q1

 

 
  

Perú

43.6

  

México

23.0

  

Ecuador

21.5

  

Chile

12.5

  

Uruguay

8.6

  

                                                Fuente: Observatorio de Desarrollo Digital (ODD) de la CEPAL

Los costos que figuran en el cuadro son referenciales ya que los valores se estimaron en base a información pública de operadores y proveedores en relación con los servicios de banda ancha y dispositivos. Sin embargo, estos valores podrían cambiar en el caso de compras mayoristas o en caso de que se logren acuerdos con las empresas proveedoras para reducciones de precios. Por otro lado, como también se mencionó, los componentes de la canasta pueden ajustarse al contexto específico y esto también puede reducir el costo de ésta.

En ese sentido, es también relevante para la implementación de la CBD considerar la participación y colaboración de la industria para lograr menores costos de los componentes de la Canasta y también para acceder a contenidos ya desarrollados en relación con el desarrollo de habilidades digitales básicas.








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